Nacido en Barracas el 10 de octubre de 1909, Oscar Vaz llevaba en el alma el paisaje del riachuelo. Su padre, un andaluz despachante de aduana, le enseñó a recorrer los muelles y a admirar las embarcaciones y la dura actividad de los trabajadores portuarios. Aunque siempre dibujó, recién a los 30 años tomó sus primeras lecciones con el pintor francés Numa Ayrinhac, famoso en aquellos años por sus retratos, pero sólo reconocía como maestro a Justo Lynch, el pionero de nuestros marinistas, con quien compartió inolvidables jornadas pintando en los espigones de la isla Maciel. En 1946 inauguró su primera exposición individual en la Galería Müller de la calle Florida y desde entonces realizó numerosas muestras, muchas de ellas en Galería Argentina, a las que se sumaban sus presentaciones en Mar del Plata y en Córdoba. Sin lugar a dudas, Vaz fue uno de nuestros artistas más exitosos, era habitual que a pocas horas de la inauguración, vendiera la totalidad de las obras expuestas, lo que le valió un buen pasar para su familia, pero también los celos de muchos.

Al cumplir 50 años, realizó su primer viaje a Europa, exponiendo en Francia y también en España, la tierra de sus padres, donde pintó playas y puertos. Tímido y gran trabajador tuvo dos nietos, que aparecen en muchos de sus cuadros ya que le gustaba retratarlos en los muelles, contemplando el agua.Al cumplirse diez años de su fallecimiento, Zurbarán presenta una nueva exposición de sus obras -la cuarta en nuestra galería desde 1990-, un merecido homenaje a este grande del Arte de los Argentinos, que pintó como ninguno la niebla del riachuelo.